“Cuando se va solo en un largo y fatigoso viaje, uno se cansa
pronto… pero cuando son varios los que viajan juntos, se va con
seguridad y ánimo, se prestan nuevos apoyos.» (Positio, página 54)
Como una manera de contribuir al “Pacto Mundial sobre Educación” y teniéndolo como referencia, reflexionamos sobre la Educación Emocional con el deseo de colaborar en el crecimiento y formación integral de las personas, abarcando mente y corazón.
Con palabras del Papa Francisco, dicho Pacto de Educación, nos desafía “a una nueva humanidad… a poner a la persona en el centro… a sanar relaciones rotas… y trabajar juntos para construir un mundo más igualitario donde todos se sientan acogidos e incluidos”. (Papa Francisco, PEG.)
Para todo ello, vemos la relevancia de desarrollar la competencia emocional en nuestros Centros, en nuestro alumnado y en toda la comunidad educativa. A ello también inspira y contribuye el carisma y pedagogía de Claudina y también queda recogido en las Preferencias del 37º Capítulo General de JM.
Los estudios e investigaciones científicas demuestran con datos contrastados, el impacto de las emociones en la vida de las personas, y los beneficios que conlleva trabajar la Inteligencia Emocional en centros educativos, aulas, organizaciones, personas… El desarrollo de este tema es un aspecto clave en la educación que no solo busca mejorar el rendimiento académico, sino que pretende ayudar y capacitar al alumnado para afrontar los diversos desafíos que la vida le presenta. La educación incide en la visión integral del ser humano, y en este contexto, la Educación Emocional es un aspecto clave.
HABLANDO DE EDUCACIÓN EMOCIONAL
Más allá del debate de términos (Inteligencia Emocional, competencias emocionales, Educación Emocional) suscitado entre diversos autores, nos acercamos al tema, desde competencias emocionales como una parte de las competencias personales, entendiendo competencia como la capacidad de movilizar adecuadamente, el conjunto de conocimientos, capacidades, habilidades y actitudes necesarias para comprender, expresar y regular de forma apropiada los fenómenos emocionales. (Bisquerra).
Desde aquí, hablamos de Educación Emocional, como un proceso educativo, continuo y permanente que pretende potenciar el desarrollo de las competencias emocionales como elemento esencial del desarrollo integral de la persona, con objeto de capacitarla para la vida. (Bisquerra, R.)
En el mundo que nos toca vivir se necesitan personas competentes emocionalmente que se desenvuelvan satisfactoriamente en su entorno y colaboren en la construcción de contextos positivos próximos y lejanos. Por todo ello, subrayamos la importancia del aprendizaje y desarrollo, cuyas aplicaciones educativas son inmediatas.
La Educación Emocional se centra en enseñar a las personas a entender y regular sus emociones, al mismo tiempo, pretende desarrollar habilidades personales y sociales, como la empatía, la resiliencia y la asertividad, entre otras. Educar emocionalmente es ofrecer a las personas herramientas para afrontar desafíos emocionales como la frustración, la ansiedad, el estrés, el conflicto… Todo ello se lleva a cabo atendiendo al contexto, espacio y tiempo, y promoviendo siempre un clima de respeto, comprensión y aceptación.
IMPORTANCIA DE LA EDUCACIÓN EMOCIONAL EN ADOLESCENTES
La adolescencia es una etapa de profundos cambios físicos, emocionales y sociales. En ella, los jóvenes desarrollan su identidad y enfrentan desafíos relacionados con la autonomía, la autoestima, y las relaciones interpersonales, toma de decisiones…. La Educación Emocional juega un papel crucial en esta etapa ya que enseña a los adolescentes a manejar sus emociones y a construir relaciones saludables, sanas y justas. Todo ello proporciona bienestar psicológico y ayuda para afrontar la toma de decisiones que comienza en esta edad.
INTEGRACIÓN DEL BIENESTAR EMOCIONAL EN LA EDUCACIÓN DIARIA
Hemos de integrar la Educación Emocional de manera natural en la vida escolar. La vida diaria y el contexto escolar ofrece a los docentes, la oportunidad de trabajar habilidades emocionales, ya sea a través de proyectos, actividades colaborativas, conversaciones abiertas… Es importante ser centros que priorizan el bienestar emocional del alumnado y de toda la comunidad educativa, fomentando una cultura del respeto, empatía y colaboración, una educación restaurativa que ayuda a mejorar la vida del alumnado y la convivencia en el centro escolar sin olvidar que contribuye a alcanzar unos mejores resultados académicos.
PROPUESTA PARA TRABAJAR LAS COMPETENCIAS EMOCIONALES
Dada la relevancia del tema que venimos tratando, a continuación, apoyándonos en Rafael Bisquerra, ofrecemos una propuesta educativa para trabajar y desarrollar las competencias emocionales de nuestro alumnado. (Bisquerra 2000, 2002, Bisquerra y Pérez 2007).
Dicha propuesta recoge el “modelo pentagonal de competencias emocionales”. Ofrece para su trabajo cinco bloques de competencias que se abordarán concretando su contenido en actividades, dinámicas y proyectos. Estos bloque son: conciencia emocional, regulación emocional, autonomía personal, competencia social y habilidades de vida para el bienestar. De forma gráfica, el “pentágono de competencias emocionales” se muestra así:
Acontinuación, detallamos brevemente, cada uno de los bloques:
Conciencia emocional:
Capacidad que hace referencia a la toma de conciencia de las propias emociones y de las emociones de los demás. En ella, podemos destacar los siguientes aspectos: percibir los propios sentimientos y emociones, identificarlos. Dar nombre a las emociones, dar nombre a las emociones, comprensión de las emocions de los demás.
Regulación emocional:
Capacidad para manejar las emociones de forma adecuada. Se pueden destacar los aspectos: expresión de las emociones de forma adecuada, regulación de emociones y sentimientos (regulación de la impulsividad: ira, violencia, tolerancia a la frustración, habilidades de afrontamiento y competencia para desarrollar emociones positivas.
Autonomía emocional:
Capacidad en la que se pueden incluir aspectos relacionados con la gestión personal. Podemos destacar aspectos: autoestima, automotivación, autoeficacia emocional, responsabilidad, actitud positiva, normas sociales, resiliencia.
Competencia social:
Capacidad para mantener buenas relaciones con las personas. Esta competencia engloba aspectos como: habilidades sociales básicas, respeto por los demás, comunicación, asertividad, comportamiento prosocial, prevención y resolución de conflictos.
Competencia para la vida y el bienestar:
Capacidad referida a un comportamiento apropiado y responsable para afrontar satisfactoriamente la vida diaria. Engloba aspectos como: toma de decisiones, buscar ayuda y recursos, ciudadanía activa, participativa,, crítica, responsable y comprometida, bienestar emocional.
CONCLUSIÓN
Como podemos ver, la competencia emocional tiene unas implicaciones educativas que es necesario abordar desde los centros escolares, y que ayudan al modelo de persona que deseamos formar, una persona que, desde su mente y corazón, afronte responsablemente la tarea que lleva entre manos. Trabajar la Educación Emocional es esencial, ayuda a crecer como personas equilibradas, seguras y con capacidad para afrontar los desafíos de la vida. Esta tarea educativa, especialmente con adolescentes, les prepara para comprender y gestionar sus emociones, construir relaciones sanas y justas. Integrar el bienestar emocional en los proyectos educativos de los centros, colabora en la construcción de un futuro mejor del alumnado y sienta las bases de una educación integral y humana. Todo ello, facilita y predispone para crear y gozar de una vida más feliz y contribuyendo, así, al sueño de un mundo mejor, más justo y más humano para todos.
Colegio Jesús-María Cristo de la Yedra
Bibliografía: Bisquerra, R. (2003) Educación emocional y competencias básicas para la vida. Revista de Investigación Educativa. Cañizares, O. Gª de Leazni, C (2015) Hazte experto en Inteligencia Emocional.