Descubrir como saber que quiero estudiar. Casi nada. A cualquier padre o madre que haya acompañado a su hijo o hija en este proceso le suena esa mezcla de ilusión, nervios, dudas y —seamos sinceros— algo de miedo. Porque claro, hablamos de una decisión que puede marcar el camino profesional y vital de nuestros adolescentes… y eso impone. Pero no estamos solos, y, sobre todo, no se trata de adivinar el futuro perfecto, sino de ayudarles a dar el siguiente paso con sentido.
En este post quiero compartirte algunas claves para acompañar a tu hijo o hija si está en ese momento de “como saber que estudiar”. Nada de fórmulas mágicas. Solo orientación práctica, realista y basada en la experiencia que tenemos desde los colegios con las familias.
¿Qué le interesa de verdad?
Antes de elegir un estudio o una profesión, toca mirarse un poco hacia dentro. Y aquí la pregunta clave no es “¿Qué quieres ser de mayor?”, sino algo más cercano:
- ¿Qué cosas te gustan?
- ¿Con qué disfrutas en el cole o en tu tiempo libre?
- ¿Qué tareas se te dan bien sin esfuerzo?
Es en esos detalles donde suelen esconderse pistas sobre su futuro. A veces, simplemente escuchándoles con atención, ya intuimos por dónde van sus intereses. Otras veces hay que provocar un poco: una visita a una feria de formación, una charla con alguien que trabaja en algo que le llama la atención, un taller en el que probar algo nuevo. Cuanto más exploran, más posibilidades tienen de descubrir su propio camino.
¿Y si no tienen una “vocacion profesional”?
Spoiler: es totalmente normal.
Muchos chavales no tienen ni idea de lo que quieren hacer cuando acaban la ESO, y no pasa nada. La palabra vocación suena muy bien, pero a veces genera más presión que ayuda. La realidad es que hay chicos que lo tienen clarísimo desde los 10 años, y otros que lo descubren probando, equivocándose o hablando con otras personas.
Así que tranquilidad. La decisión no tiene que ser perfecta ni definitiva. Lo importante es que se base en sus intereses, sus habilidades y su forma de ser. Y que sepan que pueden cambiar de idea, que hay caminos de ida y vuelta. Nada está cerrado a cal y canto.
Elegir con criterio, no con miedo
Una vez tienen más o menos clara alguna opción, toca informarse bien. ¿Qué implica estudiar eso? ¿Dónde se puede cursar? ¿Qué salidas tiene? ¿Es una formación más teórica o más práctica?
Aquí es donde la familia puede ayudar muchísimo. No para decidir por ellos, sino para ofrecer una visión más amplia. A veces los chicos solo conocen lo que ven en su entorno más cercano, y ahí podemos aportar otras perspectivas. También desde el colegio se les orienta: hay charlas, cuestionarios, sesiones grupales… Pero el refuerzo en casa marca la diferencia.
Importante: no dejarnos llevar por prejuicios. Ni por modas. Ni por frases como “eso no tiene futuro” o “de eso no se vive”. Lo que hoy parece seguro, mañana puede cambiar. Lo que importa es que tenga sentido para él o ella, y que esté dispuesto/a a esforzarse en ese camino.
El papel del colegio y la familia: mejor juntos
Desde los centros educativos tratamos de ofrecer al alumnado información y herramientas para elegir bien. Y lo hacemos sobre todo en 4º de ESO y 2º de Bachillerato, cuando toca decidir si seguir por Bachillerato, FP, buscar empleo o emprender otros caminos. Pero esto no es un trabajo exclusivo del colegio.
En casa se puede hacer muchísimo. Desde algo tan sencillo como hablar del tema mientras se cocina o se pasea, hasta buscar juntos información o compartir cómo fue nuestra propia experiencia. No hace falta dar lecciones, solo mostrarse disponible, sin agobiar.
A veces, el mayor apoyo es simplemente decir: “Lo que decidas, estaré contigo”.
Consejos de andar por casa (pero que funcionan)
- Escucha de verdad. No para responder, sino para entender qué siente, qué le preocupa, qué le ilusiona.
- No te adelantes. Deja que piense, dude, cambie de opinión. Es parte del proceso.
- Comparte sin imponer. Puedes contarle cómo tomaste tú tus decisiones, pero sin esperar que siga tus pasos.
- Explorad juntos. Visita centros, consulta webs, mirad vídeos. Convertidlo en algo compartido.
- Confía. Aunque se equivoque, eso también enseña. A veces hace falta tomar una decisión para descubrir que no era la correcta.
Acompañar a nuestros hijos en la decisión de qué estudiar no es dirigir su vida, sino caminar a su lado. Ayudarles a conocerse, a informarse, a decidir con sentido. Estar cerca, sin agobiar. Confiar, aunque nos entren las dudas.
Porque al final, lo que necesitan no es que les demos todas las respuestas, sino que les ayudemos a hacerse buenas preguntas.